Para transformar a Josefina Correa en el nuevo rostro de Lider, D&S ha hecho una campaña millonaria. Compró la portada del cuerpo B de El Mercurio y consiguió ponerla en la tapa de la Revista Mujer de La Tercera. En ambos publireportajes, Josefina contó que, como Bachelet, está separada y es madre de tres hijos. Y que Lider confió en ella para hacerse cargo de una gerencia clave: la de los clientes. Todos los días, Josefina aparece en el horario más caro de la televisión, se cruza de brazos y recita: “Lider, una pequeña ayuda siempre.”
Tras la amabilidad que muestra Josefina hay, sin embargo, una historia que no aparece nunca en los medios: la de los trabajadores de D&S y, particularmente, la de las mujeres que laboran en los supermercados Lider.
El pasado 28 de abril, la empresa informó que había despedido a mil 500 personas (Extend, la firma a cargo de las relaciones públicas de Líder, aclara: “no fueron despidos, sino que no se les renovó el contrato”). Según los datos reunidos por los sindicatos, los despidos ya van en 3 mil 500, es decir, un 10 por ciento de los trabajadores de la compañía. Entre ellos, varios cientos de mujeres cabezas de familia, como Josefina Correa.
Francisca es una de ellas. Trabajó desde 2004 como cajera en el Lider de Matucana. Ganaba, en promedio, 180 mil pesos mensuales y tiene un hijo de 7 años. El mismo 28 le avisaron de su despido ¿Las razones? Que no conseguía buenas recaudaciones para el Hogar de Cristo (cada Líder en Santiago compite por alcanzar un monto); y que la empresa había entrado en una etapa de reestructuración para mejorar sus resultados. Días después, Francisca se enteró que estaba embarazada. La ley estaba de su lado y podía apelar a su fuero maternal para que la reintegraran. Pero no quiso. La tentó la indemnización; y las pocas ganas de volver a un trabajo que para ella se había vuelto infernal.
Isabel Montalba también fue despedida. Tiene 30 años y dos hijos que le cuida su cuñada. Ingresó al Lider de Viña en 2001, se sindicalizó en 2005 y a comienzos de este año fue una de las protagonistas de la huelga que realizaron los trabajadores de ese supermercado. Su petitorio era básico: aguinaldo de Navidad y el 10 por ciento de aumento al sueldo base (entre 8 y 20 mil pesos, dependiendo del trabajador). Pensaban que era poco para una empresa que el año pasado aumentó sus utilidades en el 590 por ciento y cuyos supermercados venden mensualmente, según datos obtenidos por The Clinic, entre 500 y 4 mil millones de pesos (ver recuadro). Tras la movilización, sin embargo, sólo lograron que Líder les descontara en cuotas los días de paralización. Isabel ganaba en promedio 180 mil pesos. Pero en su última liquidación sacó solo los 40 mil que debe pagarle a su cuñada. Hoy está peleando su reintegro.
Francisca e Isabel piensan que la publicidad de Lider es engañosa en muchos aspectos. Pero lo que más les molesta es que las mujeres que trabajan en Líder no tienen los mismos derechos que Josefina Correa parece tener. En uno de los spots, por ejemplo, Josefina está en una reunión y suena su celular: es uno de sus hijos. Sin dudarlo, la mujer interrumpe su trabajo para atenderlo, pues la maternidad está primero.
-Yo solo podía hablar con mi hijo en la hora de colación, y para hacerlo tenía que ir a llamarlo desde un teléfono público-, dice Francisca.
-De la sala cuna me llamaban con insistencia cuando mi hijo estaba enfermo, pero no me avisaban hasta que terminaba el turno-, cuenta Isabel.
Las estadísticas laborales señalan que, en los últimos seis meses, Lider ha sido sancionado en tres oportunidades por “faltas de protección a la maternidad”.
Sonrían y saluden
Un alto ex funcionario de la Dirección del Trabajo, quien por años siguió de cerca el rubro comercio, es tajante a la hora de definir a la empresa: “D&S es una compañía marcadamente antisindical y sus resultados no se traducen ni en mejores negociaciones ni en mejores tratos. Ahí dentro se vive un autoritarismo muy fuerte”.
Un análisis similar hace Alexandra Hurtado. Ella es sicóloga y durante cuatro años atendió a buena parte de los trabajadores de los supermercados Lider de la Quinta Región. “Los empleados viven para trabajar. La mayoría sufre de estrés, crisis de pánico y depresión. Los jefes toman remedios -fluoxetinas, benzodiazepinas- pues les cuesta relacionarse y soportar las presiones de los administradores. Su única forma de descargo es somatizando o tratando mal a su gente”, describe.
Alexandra también fue despedida en abril pasado. Su caso, sin embargo, es más grave, pues durante esos cuatro años trabajó a honorarios. Ahora va a demandar a la empresa.
-Dejé en Viña a 40 personas en el aire, en medio de un tratamiento. Además me pregunto bajo qué clima laboral se queda la gente ahí. La asistente social y la sicóloga éramos lo único humano de la empresa-, relata.
Diversas fuentes y datos corroboran estos diagnósticos. Los jóvenes que empaquetan no reciben sueldo, salvo las propinas, y deben pagar por su uniforme. A los reponedores externos les cobran el desayuno (320 pesos) y muchas veces deben comer en las bodegas, pues no forman parte de la empresa. Los contratados en tanto, deben cumplir con una larga serie de reglas. Y para verificar que lo hagan, un “cliente incógnito” los visita periódicamente y evalúa su atención. Las cajeras, por ejemplo, deben seguir varios pasos: saludar al cliente, ofrecer la tarjeta Presto, recordar los descuentos, pedir una donación, despedirse. No pueden usar las uñas largas; deben llevar el pelo tomado y delineador café o negro en los ojos. Si el “cliente incógnito” las evalúa bien, ganan 10 mil pesos en compras Lider. Si las evalúa mal, se les hace una carta de amonestación. A la tercera carta, las despiden.
También les ponen nota por su trabajo durante el año. Entre 1 y 5. Isabel Montalba obtuvo un 4,65. Pero igual la despidieron.
Los empleados acusan, además, que los sindicatos son mal vistos. María Elena Parra recuerda que cuando los trabajadores se organizaron en el Lider de Viña, llegaron a tener 400 personas inscritas. Hoy quedan 223, “pues la mayoría han sido echados”. Para ella, que tiene una decena de empleos similares en el cuerpo, su opinión de Lider no tiene dobleces. “Aquí te tratan como a un animal”, dice.
La regia torta de piña con crema
En muchos aspectos, D&S parece ser un retrato fiel del mercado laboral chileno. La mayoría de sus trabajadores son mano de obra de baja calificación y precio. Los reciclan rápidamente. De hecho, según Juan Moreno, dirigente sindical, “la filosofía de Lider es que los empleados de supermercado son transitorios. Piensan que nadie puede tener como plan de vida estar aquí”.
Y es cierto que trabajar de cajero o reponedor difícilmente puede ser “el plan de vida” de nadie. Sin embargo, las estadísticas muestran que las personas con poca preparación construyen sus vidas saltando involuntariamente entre estos trabajos temporales. Si no están en las cajas de Lider, estarán vendiendo ropa en Almacenes París, u ofreciendo créditos en el Banco Falabella. “Aquí estás por necesidad, no por vocación”, admite Moreno. Para él “la filosofía” de que estos son trabajos transitorios sólo sirve para justificar los despidos rotativos y mantener a los empleados con el constante temor a “perder la pega”.
D&S también es un buen ejemplo de como funciona la desigualdad de ingresos en Chile, la famosa proporción que dice que el decil más rico gana 40 veces más que el decil más pobre. Hasta diciembre del año pasado, la empresa contaba con 36.775 trabajadores (ellos los llaman “colaboradores”) divididos de la siguiente manera: 20.410 operarios no calificados; 15.960 técnicos y administrativos y 405 en la plana ejecutiva. Los dos primeros grupos suman un 98,9 por ciento del total y en ese segmento los sueldos van desde el mínimo ($131.000) hasta los 700 mil pesos. El restante 1% gana 40 veces más que las cajeras, reponedores, panaderos, vendedores y toda la base “colaboradora” de la empresa.
Esa precariedad se refleja en algunas cifras que manejan los sindicatos: por ejemplo, de 70 trabajadores inscritos en un sindicato en Santiago, 20 viven como allegados junto a sus familias. Entre las socias de los sindicatos 1 y 2 de un supermercado en Viña, la mitad son madres solteras con hijos: cabezas de familia, igual que Josefina Correa. En todos estos casos los sueldos nunca superan los 200 mil pesos.
En su página web, sin embargo, Lider anuncia un aporte récord del supermercado a la campaña del Hogar de Cristo: 40 millones de pesos “¡por un Chile Lider Solidario!”.
También se destaca el premio que recibió la empresa, de parte de la Caja de Compensación La Araucana “por su especial preocupación por los trabajadores y las oportunidades que les entrega para desarrollarse en el ámbito de la educación”. Este galardón resulta interesante pues Líder lo obtuvo por ofrecer becas para los hijos de sus trabajadores. Son 130 mil pesos al año, que esta vez beneficiaron a mil 350 chicos. Josefina Correa entregó las becas y recibió el citado premio de La Araucana. Lo que nadie dijo durante la ceremonia es que la beca sale de los propios trabajadores, a quienes La Araucana les descuenta un porcentaje de la cotización de Fonasa.
Lo mismo ocurre con los bonos de matrimonio y para los nacimientos. “La empresa no nos da nada, salvo una torta de piña para nuestros cumpleaños”, resume Patricio Aucapán, quien trabaja en la panadería de un supermercado en Viña.
Fuente: The Clinic
Leer Más!